El Deportivo Alavés es matemáticamente equipo de Primera División. El conjunto vitoriano logró este domingo una conmovedora victoria en la exigente visita a Mestalla que sitúa al Glorioso en la cresta de la ola y en un estado pletórico en la recta final de curso. 

Hubo que madurar el encuentro y sufrir las oleadas del anfitrión, pero el Alavés exprimió su ingenio desde la pizarra para desatascar un partido de alto voltaje y celebrar por todo lo alto su merecida permanencia en el lugar que le corresponde, que no es otro que la máxima categoría.

El equipo albiazul no se arrugó en Mestalla y se vio una versión muy reconocible por parte del conjunto gasteiztarra. Los pupilos de Luis García se ciñeron al inteligente plan de partido y supieron cómo actuar en todo momento. Ninguno de los albiazules se arrugó en los duelos individuales y cuando hubo que asumir la iniciativa en ataque, la escuadra vitoriana encontró con suma facilidad a referencias como Kike García, Giuliano y Vicente. 

De hecho, el veterano ariete tuvo opciones para abrir la lata en el primer asalto y, pese a no tener su jornada más lúcida de cara al área, se convirtió en un quebradero de cabeza para la zaga local. 

Ídem con Giuliano, otro de los nombres propios en la recta final del curso que anoche no escatimó esfuerzos en el feudo valencianista. El argentino lo dio todo sobre el verde, luchó por cada balón como si se tratase del último e incluso tuvo una clara ocasión en el tiempo añadido para certificar definitivamente los tres puntos.

Vicente, por su parte, desplegó su fútbol sobre el carril izquierdo como si de un veterano se tratase. En su primera temporada en la élite y habiendo llegado a mitad de temporada, suma cuatro asistencias. La última de ellas fue precisamente la que propició el gol de la victoria frente al Valencia.

La pizarra, clave

El Alavés no deja de sorprender en sus acciones a balón parado. Esta es una faceta del juego que, a menudo, sirve como un desatascador de encuentros y el Glorioso volvió a tirar de su ingenio para hacer sangre desde el córner. Frente al Celta, el equipo vitoriano también mostró su abanico de jugadas desde el saque de esquina pero la mala fortuna impidió sumar más goles desde la pizarra.

En esta ocasión, Carlos Vicente envió un balón llovido a una zona liberada entre el segundo palo y la frontal del área, que es precisamente a donde llegó sin ningún tipo de oposición Javi López. Y el canterano no falló en un disparo franco que desató la euforia en el banquillo y en la marea albiazul desplazada a Valencia.

Tras el zarpazo del lateral zurdo canario y, como es lógico, el equipo local quemó sus naves en ataque. Llegó el momento de sufrir en defensa y en esta faceta el Glorioso se sintió como pez en el agua. Sivera bajo los palos insufló oxígeno en cada balón y la línea defensiva hizo gala de su solidaridad a la hora de duplicar esfuerzos. 

Así las cosas, el Deportivo Alavés llega a la recta final de la temporada inmerso en un pletórico estado de forma. Tras sumar nueve puntos en los últimos tres compromisos, el Glorioso seguirá militando la próxima campaña en Primera División, pero la ambición de Luis García va más allá de celebrar la salvación. El técnico madrileño insistió en el pospartido que el objetivo, en la actualidad, es mirar hacia arriba y terminar el curso por todo lo alto.